Consejos para planificar clases virtuales en escuelas y liceos
29 Abr 2020 Categorías: Noticias, Especial Coronavirus , Material destacado
En las últimas semanas se ha desafiado profundamente la labor de todos los profesionales de la educación. Principalmente, por el desarrollo virtual de las clases que fueron planificadas, en un inicio, para ser realizadas de manera presencial dentro de una sala de clases. Esto ha llevado a que los y las docentes, junto a todo el sistema escolar, se vean enfrentados a un escenario poco conocido con escasas herramientas.
Según indica Felipe Aravena, Máster en Liderazgo Educativo de University of Western Australia, “enseñar y aprender a distancia supone distintos desafíos para los establecimientos escolares (…) la educación a distancia no es enviar material a los estudiantes, sino diseñar e implementar un sistema que entrega orientación, apoyo y retroalimentación de manera oportuna y efectiva a los aprendizajes de los estudiantes.”
Además, en relación a esto mismo, es fundamental flexibilizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, lo que según Aravena, no implica ser menos riguroso, sino más bien adaptarse a las nuevas circunstancias de la mejor manera posible. “Para los establecimientos escolares, esto los desafía a pensar ¿en qué vamos a flexibilizar?: ¿En los contenidos?, ¿en la forma de evaluar?, ¿en el desarrollo de habilidades socioemocionales? y, aún más complejo, ¿hasta qué punto vamos a flexibilizar?”, especificó el profesional.
Bajo este mismo contexto, Cinthia Peña, Magíster en Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, destacó que un desafío fundamental de la flexibilización está ligado a comprender el contexto de los y las estudiantes, tal como se hace en el aula. A partir de ello, adecuar las acciones pedagógicas y la toma de decisiones, conforme a las condiciones de conexión/conectividad o a las necesidades de aprendizaje de los y las estudiantes, no sólo referidas a contenidos, sino a un aprendizaje en el actual contexto de pandemia.
“En este tiempo es fundamental revisar nuestra acción pedagógica y conectarnos con las reales necesidades de los/as estudiantes y de sus familias. Hoy toma especial relevancia la educación de habilidades emocionales, junto a la contención de estudiantes en tiempos de crisis. Ese desafío no puede ser respondido de manera individual, sino como sistema y escuela”, detalló Peña.
Para enfrentar el desafío de la planificación de las clases online y de la escuela a distancia en general, es fundamental el rol de los líderes educativos, quienes, según indica Felipe Aravena, deben estar conscientes de que los profesores están aprendiendo, lo que los puede llevar a cometer errores. “La mayoría de los profesores del sistema escolar no cuenta con la experticia para educar a distancia. Las universidades no formaron a los profesores para atender de manera simultánea a 40 estudiantes de manera remota (…) los profesores están aprendiendo en la marcha cómo enseñar de manera online”, señaló Aravena.
Con el fin de atender este desafío, Felipe Aravena recomienda a los líderes escolares, abrir la posibilidad para que los docentes compartan entre pares de otras asignaturas y niveles lo que les ha resultado y lo que no. Bajo esta misma modalidad, los líderes deben identificar qué docentes han logrado mantener un buen proceso de enseñanza-aprendizaje con sus estudiantes. Para luego, indagar en qué hicieron y en cómo supieron que consiguieron los objetivos. Posterior a ello, buscar recomendaciones para que otros colegas puedan conseguir las respuestas que esperan. Además, Aravena destacó que “reconocer logros individuales y colectivos, en momentos de crisis, también podría ayudar a los docentes a realizar de mejor forma su labor”.
Para conseguir buenos resultados en el proceso de enseñanza y aprendizaje remoto, es fundamental contar con una buena planificación de las clases a distancia que se realizarán. Para conseguirlo, Aravena y Peña ofrecen algunos consejos destinados a docentes y equipos directivos del sistema escolar:
– Primero, es fundamental que, como establecimiento, se defina qué se busca aprender en este período. Para conseguir articular una propuesta comprensiva del contexto de estudiantes y sus familias, así como del contexto educativo en tiempos de pandemia. No basta con definir objetivos de aprendizaje si no existe una mirada en torno a la educación integral de los estudiantes, en función de sus habilidades, actitudes y las emociones que se pueden desarrollar.
– Luego, se debe definir, como comunidad educativa, las expectativas, desafíos y necesidades conforme al actual fenómeno, el cual no sólo afecta el aprendizaje de los y las estudiantes, sino que a cada persona del sistema escolar. Por ello, es muy relevante considerar elementos de contención para toda la comunidad.
– Posterior a ello, se debe pasar a la planificación de cada asignatura. Ahí es cuando los y las docentes deben definir, junto al apoyo del equipo directivo, qué objetivos se pretenden lograr con las clases online.
– Una vez que se definan los objetivos, se debe pensar en qué medida pueden ser abordados de manera sincrónica o asincrónica. En una clase virtual es fundamental aprovechar el tiempo para explicar y retroalimentar procedimientos o ideas clave que permitirán a los estudiantes aprender de manera colectiva. Por lo tanto, es importante pensar qué aspectos de la clase pueden ser potenciados con la participación de otros y otras compañeras. Es decir, pensar ¿qué ganan los estudiantes estando conectados al mismo tiempo? Si las ganancias, en términos de aprendizaje, son iguales a que los estudiantes estuvieran solos, probablemente la clase online no ayudará al cumplimiento de los objetivos propuestos.
– Otra etapa fundamental de la planificación de las clases a distancia, es determinar cómo los docentes sabrán que sus estudiantes están aprendiendo. En otras palabras, qué evidencias del aprendizaje remoto recogerán. Por ejemplo, algunos profesores y profesoras solicitan a sus estudiantes enviar fotos de los ejercicios que desarrollaron en Matemáticas, en Química piden que graben videos de sus experimentos o bien en Inglés se les invita a que envíen audios con la pronunciación de sus palabras, entre otros. Lo importante es que los docentes planifiquen cómo sabrán qué estudiantes están avanzando y a qué velocidad. De lo contrario, se tendrán pocos datos e información para tomar decisiones en relación con el ajuste de la planificación.
– Con los datos y la información que se consigue del proceso de enseñanza-aprendizaje, es importante considerar en la planificación la etapa de evaluación. Si bien, en la educación a distancia la autonomía de los estudiantes está puesta sobre la mesa, ningún proceso virtual resulta exitoso sin un constante monitoreo y retroalimentación por parte de profesores y/o tutores virtuales. El análisis de las evidencias del aprendizaje de los estudiantes y la retroalimentación permanente, permitirá revisar y ajustar las estrategias de enseñanza. Además, proporcionará valiosa información a los estudiantes acerca de su aprendizaje.