EL VALIOSO ROL DE LAS ASIGNATURAS EN LA CONSTRUCCIÓN DE DEMOCRACIA Y PAZ DURADERA EN LOS CENTROS ESCOLARES
2 Mar 2020 Categorías: Noticias
Gracias a la altura de miras que otorgan los contenidos pedagógicos, los estudiantes pueden aprender a resolver conflictos en el contexto de la clase. Según Kathy Bickmore (Ph.D), académica de la U. de Toronto, si los docentes vinculan las materias que se enseñan en el aula con las necesidades de inclusión, equidad y participación, pueden propiciar, además, relaciones más sanas y fuertes entre los miembros de la comunidad educativa.
La construcción de comunidades educativas donde todos los estudiantes se sientan seguros y valorados como integrantes de las mismas, es una de las claves para el mejoramiento escolar. La directora del Centro de Estudios Internacionales y Desarrollo Educacional del Instituto de Estudios en Educación de Ontario (OISE), de la Universidad de Toronto (Canadá), Kathy Bickmore (Ph.D), planteó en el Boletín de LIDERES EDUCATIVOS que existe una estrecha relación entre los procesos de enseñanza-aprendizaje y la convivencia pacífica al interior de las escuelas y liceos.
“Si queremos construir una comunidad o una sociedad que sea diferente, eso requiere enseñanza. Es algo que se aprende”, indicó la académica, co-editora del libro “Educación comparada internacional: Temas para docentes” (“Comparative and international education: Issues for teachers”, 2018). “Desde esa perspectiva, las dimensiones de la paz duradera que pueden facilitar la resolución de conflictos y la inclusión, en contextos de diferencias o desigualdad, también se tienen que aprender”.
Kathy Bickmore ha realizado estudios en países tan diversos como Canadá, México, Bangladesh y Colombia. Sus indagaciones han tenido como foco establecimientos educacionales con altos niveles de violencia, que han logrado avanzar en la construcción de la paz duradera, a través de espacios democráticos. Con base a su dilatada experiencia, se mostró convencida de aprovechar los propios contenidos de las asignaturas que se dictan en los centros escolares, para aprender sobre la resolución de conflictos de una forma distante y con altura de miras. Afirmó, asimismo, que los líderes escolares pueden generar diversas acciones para generar más participación entre los docentes y estudiantes.
“Lo que ayudaría es que los educadores pudieran usar lo que está ocurriendo en el centro escolar -a nivel de las relaciones sociales y asignaturas- como oportunidad de aprendizaje y comunicación. De ese modo, se facilitaría cambiar lo que es necesario cambiar”, señaló, acotando que no hay que perder de vista otros objetivos importantes, “como crear una convivencia democrática y vincularla con lo que ya estamos haciendo en los establecimientos. En este sentido, es valioso hacerse varias preguntas. Por ejemplo, si se toman decisiones, ¿qué voces participan en ello? Si se enseña el pensamiento crítico en cualquier materia, ¿qué voces son escuchadas? En ese sentido, hay que ver las opciones y posibles consecuencias que acarrean las respuestas a estas interrogantes, para que no exista competencia entre las necesidades de convivir y las de educar. No podemos olvidar que lo que tratamos de hacer en los centros escolares, finalmente, es educar”, consignó.
Recursos disponibles
Enfrentar episodios de violencia es complejo para los líderes escolares, pero una forma de prepararse, según Kathy Bickmore, es utilizar los recursos ya disponibles, incluyendo los de aquellos estudiantes que pueden contribuir a la construcción de una buena convivencia. “A ellos se les puede enseñar, no necesariamente a enfrentar cada gran episodio de violencia, pero sí a hacerse cargo de conflictos menores”, ejemplifica. “Ello facilita tomar decisiones sin agresividad de por medio, fortaleciendo la negociación y mediación entre pares, la justicia reparatoria y cosas por el estilo”.
En cuanto a los recursos de los docentes de cara a estas problemáticas, la académica sostuvo que lo fundamental es que son expertos en sus materias pedagógicas. “Si pueden vincularlas con patrones de inclusión -respecto a las diferencias-, equidad y acceso a la excelencia de cada estudiante, y con la necesidad de participar al momento de pensar crítica y constructivamente algunos conflictos, eso ayuda a mantener relaciones sanas y fuertes. Entonces, cuando a futuro se desencadene un episodio de convivencia realmente grave, van a existir lazos más robustos entre las personas. Eso permite que quienes conozcan a los afectados, puedan ayudar en términos de relaciones con profesionales, etcétera”, expresó.
Si deseas conocer más antecedentes sobre esta temática, puedes consultar la página 12 del Boletín de LIDERES EDUCATIVOS, que puedes descargar AQUÍ.