A pesar del consenso respecto a la relevancia de directores y directoras para movilizar cambios y propiciar la mejora educativa, en la actualidad encontramos que existe dificultad para atraer candidatos idóneos a la dirección escolar. Dentro de los factores que explican este fenómeno encontramos: la creciente complejización del rol (diversas tareas y múltiples demandas), escasa retribución y una fuerte rendición de cuentas para demostrar logros en su ejercicio. Los factores antes señalados, terminan desalentado a potenciales candidatos a interesarse por la dirección escolar: encuestas acerca de la planificación de la sucesión en diferentes países han revelado que los profesores y el personal gerencial del nivel escolar con alto potencial de liderazgo a menudo no se interesan por ascender a la dirección. Por ejemplo, el NCSL (2006) informa que en Inglaterra 43% de los directores adjuntos y 70% de los líderes de nivel medio expresan el deseo de no avanzar hacia la dirección.