Hoy en día, niños y niñas nacen y crecen en una sociedad mediatizada por la presencia de las tecnologías y el internet. Como ciudadanos, convivimos, experimentamos y construimos nuestra cultura a través de espacios digitales. Al vivir en un mundo globalizado, multicultural y en constante cambio, ha surgido la necesidad de considerar el desarrollo de competencias particulares que generen nuevos modos de pensar, trabajar, aprender y relacionarnos con los demás. Éstas han sido identificadas internacionalmente como habilidades para el siglo XXI.

En este contexto, las formas de participación y convivencia digital de las y los jóvenes, han constituido un foco de atención para actores educativos como padres, apoderados, docentes, asistentes de la educación, directivos, sostenedores y elaboradores de políticas públicas. Fenómenos como el ciberacoso y la masificación de discursos de odio hacia la diversidad, repercuten de forma negativa en la convivencia escolar, la salud mental, el bienestar y aprendizaje de las y los estudiantes. De esta forma, el sistema educativo se enfrenta al desafío de integrar el aprendizaje socioemocional de modo transversal a la formación en las escuelas y liceos, como también de aprender y promover la ciudadanía digital desde la responsabilidad personal y social.

Para abordar este desafío, el Marco para la Buena Dirección y Liderazgo Escolar (MBDLE) releva el rol clave de los directores y directoras en la promoción del desarrollo profesional de las y los docentes, en concordancia con los aprendizajes que hoy en día sus estudiantes requieren. La integración de las diversas necesidades formativas del profesorado en el Plan Local de Formación, permite trazar una ruta de aprendizaje reflexiva que esté orientada por referentes públicos como el Marco para la Buena Enseñanza (MBE), para acercarse a aquellas prácticas pedagógicas que permiten desarrollar aprendizajes profundos en las y los jóvenes.

En esta nota técnica, explicamos qué se entiende por ciudadanía digital, describimos las habilidades TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), propuestas por el Ministerio de Educación, y las vinculamos con las habilidades para el siglo XXI y el Modelo de Aprendizaje Socioemocional CASEL, para abordar 3 propósitos:

(1) Comprender la incidencia de la tecnología en el desarrollo de las y los adolescentes, y los riesgos que su uso conlleva.

(2) Proponer una ruta de trabajo para el desarrollo profesional docente en esta temática.

(3) Proponer una experiencia pedagógica para estudiantes de enseñanza media, cuyo objetivo es invitar a las y los jóvenes a reflexionar sobre el impacto de los discursos de odio en internet y su rol como ciudadanos en la promoción de entornos virtuales respetuosos.