Equipo educativo del Colegio Carlos Alessandri Altamirano de Algarrobo potencia la autonomía de sus estudiantes tras lo aprendido en programa impartido por Líderes Educativos PUCV

 12 Sep 2025      Categorías:  Noticias, Reportaje

Tras su paso por el Plan de Acompañamiento Territorial para la Mejora Educativa (PATME) de C Líder, desarrollado por Líderes Educativos PUCV, el Colegio Carlos Alessandri Altamirano de la comuna de Algarrobo ha continuado aplicando hasta la fecha lo aprendido en el programa. Durante su participación, en los años 2023 y 2024, el establecimiento logró fortalecer el ámbito profesional, a través del aprendizaje de herramientas pedagógicas innovadoras usando los ciclos cortos de mejora e impactó positivamente en sus procesos de enseñanza y reflexión en la práctica docente.

El colegio decidió continuar trabajando con lo aprendido en PATME y enfocar sus proyectos en la autonomía estudiantil, debido al impacto positivo obtenido durante el Plan de Acompañamiento. La experiencia permitió consolidar prácticas valiosas que, el equipo de gestión escolar, quiso mantener y potenciar a través del Programa de Implementación de Mejoramiento Educativo (PIME), ya institucionalizado en la comunidad escolar”, destacaron las coordinadoras de PIME en educación básica y media, Lorena González y Victoria Elgueta.

Además, señalaron que “entre las principales ganancias se destacan la generación de liderazgos medios reconocidos, la consolidación de equipos, la creación de espacios efectivos de reflexión pedagógica y la mejora en el vínculo profesor–estudiante. A partir de las reflexiones pedagógicas sistemáticas sostenidas con el equipo PIME, los docentes identificaron que, entre las múltiples problemáticas que dificultaban el avance, la falta de autonomía estudiantil era una de las más significativas y con sentido de urgencia”.

De esta forma, ambas coordinadoras destacaron que el establecimiento implementó un proceso para levantar datos, tales como focus group y entrevistas a la comunidad educativa, con la orientación de lo que aprendieron en PATME con Líderes Educativos PUCV. “Esta metodología permitió planificar en ciclos cortos, evitando soluciones apresuradas o “solucionitis” y favoreciendo una reflexión profunda sobre los nudos críticos que obstaculizan el proceso educativo. Además, gracias a los aprendizajes obtenidos en PATME, hemos sido capaces de extrapolar las estrategias para potenciar la autonomía estudiantil a todos los niveles de nuestra comunidad, haciendo que nuestro desafío sea aún más significativo”.

El Plan de Acompañamiento Territorial para la Mejora Educativa (PATME), que se ejecutó en la zona durante los años 2023 y 2024, buscó a través de un trabajo colaborativo desarrollar planes de mejoramiento que abordaran problemas prioritarios de los establecimientos educacionales, que inciden en la mejora escolar. De esta manera, la iniciativa bianual tuvo por objetivo diseñar, implementar y validar una estrategia innovadora de planificación de mejoramiento escolar de ciclos cortos, a través de una asociación colaborativa de investigación y práctica conformada por: equipos escolares, directores y directoras, jefes y jefas de Unidad Técnico Pedagógica, y docentes líderes de establecimientos educativos; junto con equipos del nivel sostenedor de los Departamentos de Educación Municipal de las comunas participantes y profesionales de Líderes Educativos PUCV.

Proyección y autonomía estudiantil

“Durante el tiempo en que se trabajó con PATME, se diseñaron e implementaron diversas estrategias orientadas a mejorar el clima de aula, entre ellas la incorporación de pausas activas como una práctica recurrente. Con el nuevo enfoque en la autonomía estudiantil, estas iniciativas no sólo se mantuvieron, sino que comenzaron a interrelacionarse, enriqueciendo su propósito”, destacaron Victoria y Lorena.

De esta forma, la comunidad del colegio amplió y proyectó las estrategias, integrándolas a un marco que fomentara la autonomía y la responsabilidad individual y colectiva en el aula. “Se continúa aplicando la estrategia de pausas activas en cada clase. Sin embargo, en esta nueva etapa, se incorporó la figura de monitores, designando a dos estudiantes por curso. El propósito de esta iniciativa es fomentar la autonomía y promover el liderazgo escolar positivo, ya que son los propios estudiantes monitores quienes implementan diariamente las pausas activas, asumiendo un rol protagónico en la dinámica de la sala de clases”.

Respecto a esto, Brittani Cisterna, estudiante de segundo básico del colegio, declaró que “ser monitora de la pausa activa, es recordarle a la tía que hay que hacer pausas. Estas se hacen cuando se necesiten momentos tranquilos, o para tener más energía para continuar con las tareas. La hacemos todos los días, en cada clase. Me encanta ser la líder, porque es ser como la profesora”.

Por su parte, Valentina Suazo, estudiante de segundo medio, indicó que la experiencia ha sido muy enriquecedora, “ha sido bastante importante para nosotros  que,  en estas actividades tomen en cuenta la opinión de los estudiantes, se nota que ahora las actividades y estrategias han sido pensadas en lo que queremos, lo que nos gusta y eso se ve reflejado en nuestra motivación”.

En esta misma línea, las coordinadoras del programa en el establecimiento, señalaron que “el concepto de aprendizaje autónomo, ha hecho que nuestros estudiantes tomen conciencia de sus propios procesos de aprendizajes, en donde ellos mismos, sin darse cuenta en muchos casos, ponen en ejecución estrategias cognitivas y metacognitivas. En donde su propio interés crea el reconocimiento de nuevas experiencias de aprendizaje, identificando la motivación intrínseca y el desarrollo del potencial personal de la autorregulación”.

Principales aprendizajes y desafíos

Si bien, según señalan las entrevistadas, el establecimiento aún se encuentra en la etapa de aplicación de estrategias que inciden en la autonomía estudiantil, debido a que los procesos educativos toman tiempo, destacan que hasta la fecha los cambios en el colegio han tenido impacto positivo, son ellos y ellas [los estudiantes] quienes han tomado el rol protagónico en sus procesos de aprendizaje”. En ese mismo contexto, destacaron que “el desafío es seguir trabajando con la misma metodología, a través de una ruta de trabajo de ciclos cortos y con la reflexión pedagógica, ahora no sólo de los docentes, sino que también de los estudiantes y, por qué no, en algún momento incorporar a las familias como eje fundamental en el proceso educativo de nuestros estudiantes”.

Otro desafío importante, que mencionan las entrevistadas, es darle proyección a las prácticas en el tiempo. Para conseguirlo, tienen claro que deben evitar que éstas se transformen en actividades rutinarias, sin sentido para los estudiantes. Este desafío lo enfrentarán actualizando estrategias, incorporando la voz y los intereses de niños, niñas y adolescentes, y adaptando las prácticas a los distintos cursos y contextos. Finalmente, el último desafío que mencionan para darle sostenibilidad en el tiempo a la práctica es “fortalecer la formación docente para acompañar este tipo de iniciativas, de manera que se promueva una cultura escolar que valore la autonomía y  la participación activa”.

Un mensaje para otras y otros líderes educativos

Lorena y Victoria destacan la importancia de que líderes encabecen este tipo de prácticas y que las adapten a sus contextos educativos: “creemos que es necesario extrapolar esta y otras experiencias de trabajo, que sean favorables para todos los actores del proceso, a través de redes de trabajo colaborativos a nivel comunal, emulando las triadas que tuvimos a nivel territorial con el fin de avanzar todos los establecimientos juntos como lo aprendimos en PATME”.

“La educación es un proceso constante que no tiene fin, en que todos sus actores son fundamentales y que, si todos podemos reflexionar en conjunto, avanzaremos juntos, así tendremos una educación de respeto y responsable, porque nos damos cuenta de que todas las entidades son esenciales para el buen funcionamiento del establecimiento”. Además, señalaron que “la escuela es nuestro segundo hogar y hay que cuidarla, amarla y, por sobre todo, hacerse partícipe desde una mirada constructiva, ya que en muchos casos son el refugio, “el único lugar feliz” que tienen nuestros estudiantes”.