El Liceo Politécnico Quintero, mediante su proyecto educativo, ha potenciado el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y afectivas en sus estudiantes. Lo anterior, como base para lograr el aprendizaje profundo en ellos, mejorando los resultados del SIMCE y la Categoría de Desempeño del establecimiento.
Cristian Vergara, director del Liceo Politécnico Quintero, asumió el año 2015 y, desde su llegada, trabajó en la implementación de un modelo pedagógico que respondiera a las necesidades del establecimiento, así, junto a un trabajo colaborativo del cuerpo docente se concluyó que el modelo pedagógico sociocognitivo era el camino para movilizar a la comunidad educativa hacia la mejora.
Parte del trabajo inicial, fue la definición de un sueño de mejora institucional, el cual permitió generar un diagnóstico de las prácticas actuales del establecimiento e identificar cómo se sueña el proyecto educacional. Esto último, se llevó a cabo junto a todo el personal y los estudiantes del establecimiento.
Para materializar ese sueño, año a año, se definieron trabajos en conjunto. “Una de las tareas fue la definición de un modelo técnico pedagógico con los profesores en los consejos, algo que no hacía el establecimiento antes. Así, comenzamos un trabajo de investigación teórica, para la definición de un modelo pedagógico y sus objetivos. Llegamos a la conclusión de que lo que más se ajustaba a lo que requeríamos como institución educativa, era un modelo sociocognitivo”, comenta Cristián Vergara.
El modelo sociocognitivo, trabajado en el Liceo Politécnico Quintero, se basa en entender a los estudiantes, desde su contexto más próximo, considerando sus procesos psico-emocionales e ideas. Además, se caracteriza por hacerlos partícipes y darles espacio para crear, reunirse y auto-superarse. Todo ello con el objetivo de integrar los elementos socioemocionales a las prácticas pedagógicas que se desarrollan.
Por su parte, Angélica Venegas, jefa de UTP del liceo, se refiere al modelo como uno que “básicamente ha tenido que ver con la participación, generando la cultura del nosotros en el establecimiento”. Dicha cultura está conformada por acciones que no solo incluyen al equipo docente y directivo. Es el sueño común de un ambiente de aprendizaje en el que las y los estudiantes son parte activa de cada proceso, retroalimentando a los y las docentes sobre sus prácticas y permitiendo una reflexión conjunta del modelo.
Cristian agrega que “hay un tema de habilidades que, hoy en día, necesariamente debemos potenciar en nuestros estudiantes para el mundo actual, que tienen que ver con las asignaturas, propiamente tal. Pero, también hay otras que se potencian en este modelo sociocognitivo, que se hace cargo fuertemente de todo lo social, lo emocional, como un requerimiento de base para poder lograr, justamente, el aprendizaje profundo”.
Las modificaciones impulsadas en el Liceo Politécnico Quintero han derivado en un cambio significativo, el cual se evidencia en el incremento de los resultados en pruebas estandarizadas como el SIMCE, que, en comparación a los resultados 2017 y 2018, subieron 38 puntos en matemáticas y 48 puntos en lenguaje. En cuanto a los Indicadores de Desarrollo Personal y Social de los Estudiantes destacan por tener los resultados más altos de la comuna, en sus cuatros indicadores.
Gracias a lo anterior, la institución pasó de la categoría de desempeño “insuficiente” a “medio”, sin pasar por el nivel “medio-bajo”. Actualmente, trabajan en su próxima evaluación, en la que esperan conseguir el nivel “alto”.
Principales cambios en el establecimiento
Junto con la implementación del modelo sociocognitivo, también se han realizado modificaciones a nivel de infraestructura dentro del liceo. Se incorporó una cafetería dentro de las instalaciones, un gimnasio de acondicionamiento físico, un laboratorio de ciencias y una sala de arte y tecnología que fue inaugurada hace muy poco tiempo.
Respecto a la relevancia de estos cambios, Cristian Vergara dice que estos se vinculan “con el hecho de que la educación pública debe ser un referente en términos de calidad, cuando uno mide educación de calidad debería mirar la educación pública, no la privada porque aquí se supone que está detrás el Estado, poniendo sus mejores esfuerzos y sus mejores capacidades”.
Lo anterior, junto con el sentido de pertenencia que han trabajado con los y las alumnas del liceo, ha sido fundamental para ver cambios positivos en su rendimiento académico y en la convivencia escolar. “Hemos generado rituales, tanto académicos como identitarios, para hacerlos parte de la comunidad (...) por ejemplo, el primer año (2015) pintamos el liceo, que estaba todo rayado, con los terceros y cuartos medios y ahora se ha mantenido. Ellos/as cuidan lo que les costó trabajo hacer”, añade Cristian.
Otro rito implementado fue que los chicos/as de cuarto año usaran una corbata distinta, cuya insignia se escogió a través de un concurso donde participaron todos y todas las estudiantes. Asimismo, se hizo con el uniforme institucional, ya que a través de los resultados de una encuesta que hicimos, decidieron volver a utilizar camisa como lo hacían anteriormente.
Las academias son otros elementos que surgieron en esta nueva gestión. Siguiendo la línea de trabajar aspectos socio afectivos con los y las estudiantes, se optó por crear estos “talleres”, donde se busca entregar orientación y potenciar habilidades vinculadas a hobbies, gustos personales y otros. Todo en miras de la vocación que pueda tener cada uno/a para su educación superior.
Las temáticas son variadas y para definirlas se consideran las opiniones de todos y todas. Catalina Castillo, quien actualmente cursa tercero medio, asiste a la academia de fotografía. Respecto a su experiencia, señala que “ha sido muy buena, partiendo porque entre el profesor y mis compañeros existe una muy buena convivencia, lo cual facilita el aprendizaje. Me enseña el profesor y también mis compañeros, he aprendido mucho sobre el manejo de la cámara. Me gusta ir, uno hace cosas nuevas en el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo: el Liceo”.
Los y las estudiantes: Voces clave para el cambio
Otro de los cambios significativos que se han realizado al interior del establecimiento, son las dinámicas de comunicación dentro de la comunidad educativa. Comprender e incorporar la visión de los y las estudiantes, ha sido un elemento clave para trabajar de manera efectiva con el modelo sociocognitivo.
Para lo anterior, se han realizado conversatorios, reuniones y encuestas donde todos y todas han podido plasmar su opinión y puntos de vista, los que han sido considerados en el trabajo implementado en el Liceo Politécnico Quintero. Estas decisiones, han motivado a la comunidad y la han hecho crecer aún más.
Martín Ponce, estudiante de segundo medio, llegó el 2018 al liceo. Respecto a las razones que motivaron su cambio de establecimiento educacional, comenta que “vi que habían muchas oportunidades. Estaba en primero, en otro colegio, cuando llegaron del liceo a dar una charla. Ahí dije “aquí podría estar”, ya que estaba el PACE (Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior) y vi que hacían paseos. Esas cosas llamaron mi atención”.
Por su parte, Catalina Reyes, quien está cursando tercero medio, llegó en circunstancias diferentes. “La razón por la cual me matricularon en el liceo fue porque el año anterior yo había repetido en mi escuela en Valparaíso”, señala Catalina, destacando que, si bien, no llegó al establecimiento por decisión propia “aquí pude potenciar mis talentos y habilidades”.
El vínculo de las y los estudiantes con el quehacer de la institución ha sido -y sigue siendo- muy relevante para la toma de decisiones. Los mismos/as estudiantes han declarado sentirse escuchados y apoyados al presentar proyectos, así como también cuando necesitan de alguna guía u orientación.
Lo anterior queda reflejado, principalmente, en la creación de la academia de cómic, la cual surgió por iniciativa de Martín. El alumno, al percatarse de que esta área no estaba cubierta, decidió acercarse y presentar su propio proyecto relacionado. “Fui con la psicóloga del establecimiento y ella me ayudó -en gran parte- a crear todo este plan, luego yo lo presenté ante la jefa de UTP y la respuesta fue que sí, que podía realizar este taller”, comenta.
La toma de decisiones, que incluye a distintos actores del establecimiento, es parte del sello del Liceo Politécnico de Quintero, el eje central del modelo sociocognitivo que desarrollan. Todas las modificaciones implementadas han marcado una diferencia que los mismos estudiantes valoran y reconocen. Lo anterior, no solo queda reflejado en la convivencia que tienen entre sí, sino también en su crecimiento personal y académico. Según señala la literatura académica, permitir estos proyectos, que son iniciativas de sus estudiantes, crea un sentido de pertenencia, de ser respetados como individuos y grupo. Esto ayuda a la reflexión y evaluación del propio aprendizaje, además de recoger ideas que permiten a los docentes mejorar sus prácticas pedagógicas. (Mcbeath, Demetriou, Rudduck y Myers, 2003).[1]
El corazón de la comunidad
El cambio hacia una comprensión socioemocional es mucho más profunda que los resultados académicos cuantificables. Comprender y dar cuenta de los procesos y avances de niños, niñas y jóvenes adolescentes permiten una mejora en la convivencia, potencian sus habilidades e inteligencia emocional.
Martín Ponce considera que comenzar con el taller de cómic no solo fue un aporte para sus compañeros/as, que hoy cuentan con un espacio de creación propio, sin intervención directa de docentes. El estudiante, de segundo medio, señala que “he aprendido bastante sobre cómo dirigir un grupo, que es algo muy importante. He tenido un rol de líder que nunca había tenido antes, converso más y me siento más partícipe”.
Por otro lado, Catalina destaca cómo se ha superado gracias al equipo del establecimiento: “Mi trabajo psicológico se llevó a cabo acá, con el apoyo de mis profesores y de todo el personal del liceo, desde la inspectora general hasta la tía del aseo. Todos han aportado mucho y he visto que no ha sucedido solo conmigo, si no con mis amigos, mis compañeros o ex-alumnos”, mencionó, agregando que “de todas las escuelas en las que estado, aquí es donde más he desarrollado mis habilidades. Esto ha repercutido en mi ánimo, que ha mejorado mucho y, por ende, también en mis notas, ya que aquí me han creado una especie de plan de estudio personal”.
Cristián Vergara declara que es fundamental que todas las personas del establecimiento piensen en un sueño común y un camino para lograrlo, tanto a corto como largo plazo. “Es súper importante que los directores y los equipos directivos saquen esa idea de que lo público es sinónimo de mala calidad o de vulnerabilidad. El discurso de la vulnerabilidad tiene que ir desapareciendo de nuestro lenguaje, porque ésta es -más bien- una tremenda oportunidad de hacer bien las cosas”, menciona.
Por su parte, Angélica Venegas considera que su rol, desde la jefatura de UTP, es decisivo, pues es ahí donde las buenas prácticas permanecen y se replican en el aula. Describe que este proceso de tres años ha sido colaborativo, entre todos y todas. “Tenemos planificado cada consejo, y definido qué departamento o profesor estará a cargo de cada temática a trabajar. Este vínculo nos ha permitido una movilización completa de la institución”.
El liderazgo, desde su perspectiva, parte por escuchar nuevas ideas, empatizar y flexibilizar algunos casos en búsqueda de la mejora. También pasa por el monitoreo y el seguimiento. Pero, ante todo, se debe encargar de la constante innovación pedagógica y de la búsqueda de nuevas prácticas.
Para crear un sueño en conjunto, definir una hoja de ruta con tareas, involucrarse en el proceso, que lleve a cambiar completamente la reputación y mejorar los resultados de un establecimiento, Cristian Vergara identifica un elemento fundamental: “Tener altas expectativas, más allá del discurso, uno realmente tiene que sentir que las instituciones educativas se pueden transformar y llegar, así, a los corazones de la comunidad y, principalmente, al de los niños”, declara el director.
Para conocer más sobre esta experiencia, visitar el establecimiento o recibir algún tipo de recomendación, puede comunicarse directamente con Cristian Vergara, director del Liceo Politécnico de Quintero, a través de su correo crvergar@ualberta.ca
[1] Mcbeath, J., Demetriou, H., Rudduck, J. y Myers, K. (2003). Consulting pupils: A toolkit for teachers. Cambridge: Pearson Publishing.
3 opiniones en “EL MODELO PEDAGÓGICO SOCIOCOGNITIVO COMO BASE PARA LA MEJORA ESCOLAR”
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Excelente
Buenos dias. Queria contarles que ahora me despiden a mi walter gericke profesor del liceo politecnico de quintero.
Por denunciar reiteradas veces al director y su equipo directivo por los continuos y graves abusos que se han mantenido por estos 5.
Es asi como somete a los profesores por esto muchos callan, sufren en sencio sus malos tratos al ñersonal.
Tenemos 2colegas con licencia siquiatrica por lo mismo.
Este es el director que quieren alabar?.
Buenísimo, felicidades por el esfuerzo. Dignos de imitar.